Por decirlo claramente, la ciencia posmoderna entiende ya que los procesos físicos no son lineales, es decir, que si junto A+B, no obtengo el sistema A+B sino A+B+?… Hay un excedente cualitativo, un término de interacción entre A y B que se nos escapa, un término que promociona esa suma a un lugar indeterminado e inaccesible en su totalidad, de tal manera que, como si de un sujeto autónomo se tratara, el sistema difiere de sí mismo. Y esto es, por decirlo aún más claramente, lo que entendemos por metáfora: la parte de la obra de arte que alude a algo que nunca termina de definirse: por eso la poesía carece de finalidad y fin. Clásicamente, la filosofía y la ciencia constituían un saber que se levantava sobre unos axiomas o dogmas que a su vez eran sus propios límites y, por su parte, la poesía, las artes, eran el saber que buscaba unos límites que ni poseía ni poseería jamás. Bien, todo eso ha terminado. Valgan las palabras del pensador y poeta H. M. Enzensberger, toda narración científica se fundamenta en el discurso metafórico. O las del físico Jorge Wagensberg cuando afirma que decir ciencia ficción es una redundancia porque toda ciencia es ficción.
FERNÁNDEZ MALLO, 2009, p.21-22