Ser dadaísta quiere decir dejarse remover por los acontecimientos, estar contra toda sedimentación, sentarse durante un breve instante en un sofá también significa poner la vida en peligro… Una tela se rasga bajo la mano, se dice SÍ a una vida que quiere elevarse mediante la negación. Decir sí, decir no: el formidable barullo de la existencia arrastra los nervios del verdadero dadaísta. (Tristan Tzara, Franz Jung, George Grosz, Marcel Janco, Richard Huelsenbeck, Gerhard Preisz, Raoul Hausmann. Berlín, 1918).